ACTIVIDAD - I TRIMESTRE 2015


La economía argentina encontró un freno en su caída durante el primer trimestre del año, situación que se prolonga desde fines de 2014. Así, diversos indicadores mostraron una ligera mejora con relación al trimestre previo, pero manteniendo tasas de variación anual negativas, en algunos casos (como la industria) aún muy significativas.

El Índice General de Actividad de Ferreres (IGA-OJF) exhibió una moderación en el ritmo de caída en términos anuales (-1,0%), en tanto que la serie desestacionalizada[1] registró un repunte con relación al trimestre previo (1,0%).

Cuadro 1. Producto Interno Bruto a precios constantes, según INDEC y Ferreres

Variación %

Var. p.a: Variación respecto del período anterior de la serie sin estacionalidad.

Los datos informados por el INDEC corresponden al EMAE (dato preliminar del PIB).

Fuente: Elaboración GERES en base a INDEC y Ferreres.

Más allá de la ligera suba en el margen que exhibió la economía durante el primer trimestre, la cual contribuyó a moderar su ritmo de caída anual, la misma se ubicó aún por debajo de igual período de 2014; más aún, se encuentra sumergida en una situación de estancamiento prolongado -con algunas subas contrarrestadas por posteriores bajas- que se extiende desde mediados de 2011.

Gráfico 1. Índice General de Actividad (Ferreres)

Índice desestacionalizado1993=100

Fuente: Elaboración GERES en base a Ferreres

En cuanto a la evolución por sectores de actividad, la industria, el comercio y la intermediación financiera se mantuvieron en retroceso (se trata de los sectores que lideraron la caída de la economía en 2014). Por el contrario, la construcción insinuó cierta mejora, mientras que las mayores subas correspondieron al sector electricidad, gas y agua, seguido del sector agropecuario.

El INDEC -más “optimista”, como ya es harto conocido- informó una variación nula del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) en enero, una suba del 1,4% en febrero, y un aumento del 2,0% en marzo, respecto de iguales meses del año pasado. Por otro lado, al publicar el dato del PIB correspondiente al cuarto trimestre de 2014 (variación positiva del 0,4% anual[2]), también revisó el segundo y el tercer trimestre al alza, borrando así cualquier vestigio de recesión en ese período.

Por el lado de la demanda agregada, los indicadores relevados mostraron un freno en la declinación del consumo privado durante el primer trimestre del año. Recordemos que dicho componente de la demanda viene de sufrir una merma en 2014 por primera vez en la era “K”, hecho reconocido por el propio INDEC, que lo estimó con una baja del -0,5%; cabe remarcar también que la evolución de otros indicadores (ventas en supermercados y shoppings, IVA DGI y ventas minoristas) sugirió que la baja fue significativamente mayor. Se trató de una consecuencia directa del fuerte recorte que experimentó el salario real ese año.

La inversión bruta interna, de acuerdo al cálculo de Ferreres, se incrementó un 1,4% anual en el primer trimestre, luego de cuatro trimestres seguidos de retroceso (cerró 2014 con una baja promedio del -1,9% anual). Este mejor desempeño obedeció a una suba de la construcción (2,0% anual) y de la inversión en equipo durable de producción importado (3,5% anual), mientras que la correspondiente al equipo nacional atenuó la fuerte dinámica descendente que observó durante 2014, al disminuir un -4,2% anual. Por último, cabe destacar que el INDEC informó para 2014 una baja notablemente superior (-5,6%) a la estimada por Ferreres.

Por el contrario, continuó el drástico descenso de las exportaciones, las cuales se desplomaron un -15,6% anual (medidas en valor) en el trimestre, aunque esto se debió principalmente al efecto negativo de los precios (-12,0% anual), mientras que la baja de las cantidades fue menor (-4,0% anual). Medidos en cantidades, se registraron aumentos en los rubros de productos primarios y MOA[3] (12,0% y 6,0% anual respectivamente), y bajas en el caso de las MOI[4] y de los combustibles (-17,0% y -12,0% anual respectivamente). De ese modo, las ventas externas acumularon siete trimestres consecutivos de caída, y cinco seguidos en que lo hacen a una tasa de dos dígitos.

 

1. INDUSTRIA

En el primer trimestre, la producción industrial mantuvo su senda declinante; si bien morigeró su tasa de caída anual, aún no muestra señales de mejora. Fiel estimó una disminución del -4,2% anual, en tanto que Ferreres y el INDEC reportaron una baja más moderada, del -1,1% y del -2,0% anual respectivamente. Así, la industria lleva cinco trimestres seguidos de retroceso en términos anuales, de acuerdo a las mencionadas fuentes privadas, período que se extiende a seis trimestres si se toman las estadísticas oficiales. La industria es uno de los sectores que más contribuyó a la merma de la actividad económica en 2014, junto con el comercio mayorista y minorista.

Cuadro 2. Índice de Producción Industrial, según diversas fuentes

Variación %

Var. p.a: Variación respecto del período anterior de la serie sin estacionalidad.

Fuente: Elaboración GERES en base a INDEC, Fiel y Ferreres.

La dinámica bajista de la industria continuó siendo liderada por la crítica situación del sector automotriz, cuya producción se derrumbó un -17,0% anual en el primer trimestre de 2015; se trata del séptimo trimestre consecutivo de declinación, y el sexto a tasas de dos dígitos[5]. Según información de ADEFA, el desempeño del primer trimestre se explicó por un descenso en las exportaciones (-18,8% anual), en tanto que las ventas de vehículos nacionales al mercado interno[6] exhibieron una variación casi nula (-0,3% anual). Por su parte, las ventas de vehículos importados registraron nuevamente una considerable reducción (-22,3% anual).

En lo que respecta a las demás ramas de la industria, sólo tres de ellas mostraron aumentos. La refinación de combustibles (7,1% anual) fue la de mayor crecimiento, seguida del sector de minerales no metálicos (5,3% anual) y de la producción de alimentos y bebidas (3,9% anual). En el segundo caso, la suba se relaciona con la mejora que observaron diversos rubros vinculados a la construcción; en particular, la producción de cemento portland se incrementó un 7,6% anual.

Los restantes sectores acusaron bajas de distinta magnitud. Luego del sector automotriz, se destacó la caída que registró la rama químicos y plásticos (-13,1% anual) y la metalmecánica (-9,2% anual). Cabe remarcar también que la siderurgia, luego de dos trimestres de virtual estancamiento, retrocedió un -4,7% anual en el primer trimestre, lo cual se explicó por el desempeño de la producción de acero, que se redujo un -4,5% anual.

Cuadro 3. Evolución de la industria por rama (FIEL)

Variación anual, en %

Fuente: Elaboración GERES en base a datos de FIEL.

En suma, la actividad industrial continúa en caída, siendo la misma generalizada en casi todas sus ramas, y se encuentra liderada por el notable desplome de la producción automotriz, que aún no logra encontrar un piso.

 

2. CONSTRUCCIÓN

La construcción experimentó cierta mejora en el primer trimestre, aunque la evolución de los indicadores relevados no fue unánime al respecto. El INDEC informó una suba del ISAC[7] del 5,3% anual, mientras que los despachos se cemento al mercado interno se incrementaron un 7,2% anual, según reportó la AFCP[8]. A contramano de ambos indicadores, el más volátil índice Construya observó un descenso del -4,1% anual, aunque en términos desestacionalizados arrojó un leve aumento (0,6%) respecto del trimestre anterior.

Cuadro 4. Indicadores de actividad de la construcción

Variación %

Var. p.a: Variación respecto del período anterior de la serie sin estacionalidad.

En el caso de la variación anual del ISAC y el Índice Construya se toma la serie desestacionalizada.

Fuente: Elaboración GERES en base a INDEC, Grupo Construya y AFCP.

 

3. CONSUMO

Los distintos indicadores relevados sugieren que el consumo privado detuvo su caída durante el primer trimestre, luego de la reducción significativa que acusó en 2014. Recordemos que se trató del primer año de la gestión “K” en el cual el consumo privado cerró en baja, reflejo del fuerte recorte que padeció el salario real ese año (-6,7% el sector privado registrado, siendo aún mayor el retroceso en el caso de las jubilaciones y el salario de los empleados estatales).

En el primer trimestre seguramente hayan favorecido el consumo algunas medidas vigentes (extensión del plan “Ahora 12”; regulación de tasas a los préstamos al consumo), en un contexto de mayor estabilidad cambiaria. Sin embargo, más allá de estos paliativos, el marco general continúa siendo de una sensible pérdida acumulada del poder adquisitivo del salario. En ese sentido, de materializarse la intención explícita del gobierno de imponer un techo a las paritarias en torno al 27%, guarismo que en el mejor de los casos le “empatará” a la inflación proyectada para el año (y por supuesto, no compensará el fuerte recorte salarial de 2014), quedará lejana cualquier perspectiva de una recuperación significativa del consumo en 2015.

Cuadro 5. Ventas en supermercados y en centros de compras

Variación anual, en %

La serie a precios constantes se obtiene de deflactar la serie a precios corrientes del INDEC por el Índice de precios que utiliza GERES.

Fuente: Elaboración GERES en base a datos de INDEC y GERES.

En lo que respecta a la evolución de los indicadores considerados, las ventas en supermercados tuvieron un crecimiento virtualmente nulo (0,1% anual), mientras que las referidas a los centros de compras arrojaron un leve descenso (-0,7% anual) en los primeros tres meses del año.

Por otro lado, la CAME[9] informó que las ventas minoristas –medidas en cantidades- interrumpieron su prolongada trayectoria bajista, al crecer un 2,2% anual en el primer trimestre, aunque partiendo de una baja base de comparación de igual período de 2014. Según la CAME, influyó positivamente el plan “Ahora 12”, así como los programas “CAME interior”, mediante los cuales comercios de 80 ciudades también venden en 12 cuotas sin interés durante toda la semana. Los incrementos fueron generalizados en casi todos los rubros, destacándose los correspondientes a alimentos y bebidas, calzados, muebles del hogar, indumentaria, y deportes, entre otros.

Por último, la recaudación del IVA DGI aumentó un 2,9% anual en términos reales (35,2% anual nominal) durante el primer trimestre, lo cual implicaría un ligero repunte del consumo en dicho período.

 

4. PERSPECTIVAS

La economía argentina se encuentra sumergida en una situación de estancamiento que se prolonga desde mediados de 2011. A la fugaz recuperación del primer semestre de 2013 -luego del bajón experimentado en 2012- sobrevino rápidamente un nuevo enfriamiento de la actividad, que derivó en recesión el año pasado. Durante los primeros tres meses de este año se morigeró la tasa de caída anual del PIB, con una discreta suba con relación al trimestre previo. No obstante ello, el panorama para lo que resta de 2015 dista de ser auspicioso; la actividad económica continuará fuertemente condicionada por el estrangulamiento de su sector externo, es decir, por la insuficiencia en el ingreso de divisas para afrontar simultáneamente las transferencias de capital al exterior, la demanda de divisas para ahorro, los vencimientos de deuda, y los pagos de importaciones de bienes y servicios que demandaría una reactivación de nuestra dependiente economía, en particular, de la industria.

En un marco de déficit en las cuentas externas que se extiende desde 2011, y luego de una serie de parches (cepo cambiario, restricciones a las importaciones) que por sí solos fracasaron para contener la situación, en 2014 el gobierno finalmente recurrió a la vieja receta de inducir una recesión mediante un ajuste de corte ortodoxo (devaluación, recorte del salario real), principalmente a fin de reducir importaciones y moderar así la sangría de reservas. En paralelo, mientras “ganó tiempo” con la recesión y las restricciones, desde fines de 2013 su estrategia apuntó a la búsqueda de financiamiento externo. Con ese objetivo hizo los “deberes” con el mercado financiero internacional (arreglos en el CIADI, pago a Repsol y acuerdo con el Club de París), pero en el medio se cruzó el conflicto con los fondos buitres, que dejó al país en una situación de cesación de pagos parcial. Así fue que el gobierno se volcó a profundizar su “alianza estratégica e integral” con China, firmando una serie de polémicos convenios, a cambio de convertir al país asiático en prestamista de última instancia de nuestro país. Además, ha colocado un bono a tasas costosas en el mercado y tomado deuda a través de YPF. El objetivo es poder soltar un poco las riendas de las importaciones, y moderar así el ajuste y el retroceso de la economía en el presente año electoral.

Cabe señalar que durante el segundo trimestre seguramente se sentirá el efecto positivo de la cosecha de soja récord (60 millones de tn), la cual podría ayudar a moderar e incluso contrarrestar el retroceso del PIB en dicho período, que dispondrá a su vez de una baja base de comparación de 2014; de todos modos, dicho efecto estará circunscripto al segundo y tercer trimestre del año.

No obstante, el hecho más relevante es que este año se mantendrá el vertiginoso declive de las exportaciones (ya llevan siete trimestres consecutivos de caída en términos anuales, y de los últimos doce, sólo uno de ellos arrojó un aumento), debido a la baja del precio de los granos y de la sostenida debacle de las ventas externas de MOI[10], cuyo panorama dista de ser alentador, en virtud de la recesión que padece Brasil y de la creciente apreciación cambiaria; también incide el derrumbe del precio del petróleo (aunque éste permite aliviar el resultado deficitario del saldo energético). Por otra parte, este año los vencimientos de deuda en moneda extranjera ascienden a unos U$S 12.000 millones (debe considerarse un probable intento de refinanciamiento del BODEN 2015).

En consecuencia, difícilmente se obtenga el flujo de dólares suficiente para poder financiar una reactivación de la economía, a menos que el gobierno esté dispuesto a resignar reservas hasta niveles delicadamente bajos. En ese sentido, la señal oficial de intentar imponer un techo a las paritarias en torno al 27%, cifra que en el mejor de los casos le empatará a la inflación proyectada para 2015, tiende a validar la actual situación de estancamiento de la economía en los niveles de 2011; con esto, el gobierno apunta a darle prioridad a la estabilidad cambiaria y a evitar una fuerte caída de las reservas antes de las elecciones, en detrimento de la demanda y la actividad económica.

[1] Es la que resulta de eliminar de la serie original las fluctuaciones que se repiten más o menos regularmente todos los años. Las principales causas de tales fluctuaciones se deben a la cantidad de días laborales del mes (Efecto días de actividad), los feriados móviles (Efecto pascua), las características estacionales de la demanda y una disponibilidad estacional de materias primas, entre otras.

[2] Las variaciones anuales se refieren a la variación respecto de igual período del año previo.

[3] Manufacturas de origen agropecuario.

[4] Manufacturas de origen industrial.

[5] Las variaciones de la producción automotriz que registra Fiel difieren ligeramente de las informadas por la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), seguramente debido a distintas ponderaciones de las tres categorías principales (automóviles, utilitarios y transporte de cargas y pasajeros).

[6] Las ventas al mercado interno son ventas a concesionarios.

[7] Indicador Sintético de Actividad de la Construcción, elaborado por el INDEC.

[8] Asociación de fabricantes de cemento portland.

[9] Confederación argentina de la mediana empresa.

[10] Manufacturas de origen agropecuario.