INFLACIÓN- I TRIMESTRE 2014



Vencido el acuerdo de precios en mayo de 2013, los precios comenzaron a acelerarse en la segunda mitad de ese año. El último trimestre registró incrementos muy considerables, siendo una acentuación de este proceso que venía de la mano de una política de devaluación “garuante” –tenue pero constante. Es así como el informe de coyuntura GERES correspondiente a aquel período señaló que se había acumulado un 8,2% de inflación minorista, dato que implicaba un anualizado (trimestral) del 37,4% -cómputo que para el trimestre previo “sólo” marcaba un paso del 29,4%.

En enero la devaluación pasó de gradual a brusca. El dólar cotizaba –oficialmente- a $6,52 el último día hábil de 2013, mientras que al 31 de enero se ubicaba en $8, valor que con algunos altibajos se mantiene los meses siguientes. El encarecimiento de los transables[10] elevó la inflación de forma contundente (gráfico 2), realidad en la que también confluyó el incremento del 60% en el costo del transporte en colectivo en el AMBA -dispuesto el primero de enero, previo a la devaluación-, el de alrededor del 30% del subterráneo de Buenos Aires en marzo, el comportamiento de las cuotas de la enseñanza privada y el de los combustibles (ver capítulo “Sector Energético”).

Gráfico 2. Inflación minorista, nivel del índice promedio general (10/2011=100) y variación mensual (%). 10/2011-03/2014.

Fuente: Elaboración GERES en base a datos de DPE San Luis y Ciudad de Buenos Aires, IPC "Congreso".

El cómputo que se emplea en el presente informe –que desde 2007 toma la media de la información disponible en el contexto del desmanejo de la información pública que afecta muy fuertemente a esta materia-[11] arroja un incremento acumulado en los primeros tres meses de 2014 del 14,1%, mientras que la comparación marzo 2014/marzo 2013 ubica al nivel de los precios minoristas un 40,0% arriba.

Esta evolución es especialmente aguda en el sensible rubro “alimentos y bebidas”. El mismo registra un incremento del 15,2% en el primer trimestre, y un 43,4% desde marzo de 2013.[12] Esta serie resulta relevante como deflactora para obtener una medición del poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo, plan de asistencia social creado en noviembre de 2009 en un valor de 180 pesos. Esos 180 pesos, utilizando este deflactor y considerando provisoriamente una inflación alimentaria en mayo y junio del 1,4% (repitiendo el guarismo de abril, ver ÚLTIMO DATO) equivale a 627 pesos de junio de 2014. El gráfico 3 expone la evolución real construida de esta forma.

Gráfico 3. Poder adquisitivo en alimentos y bebidas de la AUH, en pesos de junio de 2014. nov/09-jun/14.

Fuente: Elaboración GERES en base a datos de Infoleg, DPE-SL, DGEC-CABA

Este cálculo implica que a abril de 2014 el poder adquisitivo en alimentos de la AUH se ubicaba en un valor real un 24,5% menor que el monto originario. Si bien no es el mínimo histórico, es uno de los puntos más bajos de la serie. En este contexto el incremento del 40% en la asignación a partir de junio equivale por supuesto a una recomposición de lo perdido por la inflación y no a una mejora real sustantiva (el valor es un 2,7% más elevado que el monto original –lo que significan 17 pesos a moneda actual, que es el equivalente a alrededor de 460 gramos de yerba mate valuada al “precio cuidado”. Por otro lado el monto así incrementado no lleva la AUH al nivel que tenía un año atrás).[13]

También esta serie de inflación alimentaria es pertinente como deflactora para el cálculo del poder adquisitivo real de otro ingreso bajo y que es percibido por un número muy considerable de personas, como es la jubilación mínima. El cuadro 4 expone la variación del monto expresado a valores del año 2001 (en aquella época el haber mínimo era de 150 pesos)

Gráfico 4. Poder adquisitivo en alimentos y bebidas del haber mínimo jubilatorio, en pesos de diciembre de 2001. 2009/2014.

Fuente: Elaboración GERES en base a datos de Infoleg, DPE-SL, DGEC-CABA

Los haberes jubilatorios resultan muy fuertemente afectados por la devaluación y la inflación subsecuente. El último incremento en la jubilación mínima se produce en marzo, pero siendo que ese marzo siguió al peor febrero de los últimos 4 años en términos de poder adquisitivo. El bajo incremento nominal (11%) y la continuidad del proceso inflacionario llevan a que en el mes de abril el haber real se encuentre un -11,5% por debajo que el mismo mes del año previo.

 

2. Incrementos en los precios cuidados luego del trimestre

Cuadro de texto: Último dato

La inflación minorista considerada en este informe tuvo una variación en abril del 2,65% respecto de marzo. Se acumula así desde el comienzo del año un 17,1% de inflación desde el comienzo del año, y un 40% desde el mismo mes de 2013. El rubro alimentos y bebidas por primera vez en el año aumenta menos que la media: 1,4%; ubicándose un 43,8% por encima de abril de 2013. 
En el informe anterior se anticipó un análisis sobre el programa “Precios Cuidados”, que el gobierno propone discursivamente como su principal política de control de precios –paralelamente está realizando una política monetaria contractiva de gran envergadura, ver sección “Agregados Monetarios”. Al margen de la deficiente cobertura de este acuerdo, que i) originalmente sólo incorporaba 194 mercancías de los miles que existen en los anaqueles de los supermercados, ii) sólo se obtenían en supermercados del AMBA (lo que ciertamente tiene como efecto ¿secundario? el sesgar las decisiones de compra a favor de estas cadenas), que están lejos de representar una mayoría de las ventas a nivel nacional de alimentos y productos de hogar, iii) se constató más allá de toda duda que hay un porcentaje fuerte de incumplimiento –la evaluación del ministro Kicillof es que el acatamiento fue del 73% en el primer trimestre (Página/12 del 11/05/14)-; lo que enfatizaba el pasado informe de coyuntura es que los valores a los que se “cuidan” los precios a partir de enero en la mayor parte de los casos (el 64% de los bienes sobre los que GERES pudo establecer una comparación directa con las cotizaciones que ofrece el informe del IPCBA) incluían subas respecto a los vigentes a fines de noviembre de 2013.

Terminado el primer trimestre se autorizaron incrementos en “Precios Cuidados”, con una media del 3,8%, lo que representa un incremento anualizado del 16,1%.[14] Asimismo se amplió la nómina en 22 bienes[15] y se anunciaron acuerdos de mayor cobertura regional y de bocas de expendio (aunque generalmente una canasta más pequeña en estos casos). La efectividad de las nuevas medidas está aún en evaluación.

 

3. Breve opinión: ¿Se puede hacer transparente el nuevo IPC-NU?

La nueva medición de la inflación minorista del INDEC aparece como uno de los ajustes que hace el gobierno en pos de acercar posiciones con el FMI en la idea de que esto ayudará al Estado a tomar deuda externa en condiciones menos desfavorables. Los datos que ha arrojado la medición, ciertamente, no tienen el carácter desopilante que mes a mes engalanaba a los informes del IPC-GBA. ¿Pero son datos reales? ¿O sólo son falsedades distintas, más altas? El acumulado en el trimestre ha sido de exactamente el 10%, con una inflación en alimentos y bebidas más baja que la media, del 9,3%. It doesn’t seem right. Cuando uno observa que al leer los comunicados mensuales el Ministro siempre tiene de laderos a los dos máximos responsables de las cifras del INDEC de los últimos 7 años –la Directora del INDEC y su Director Técnico- la última expectativa positiva se desvanece.

Hay una única forma en que este “equipo” podría presentar un indicador que fuese fiable para la población: que transparente TODO, que ponga a disposición los precios de todas las variedades que registra y sus ponderaciones en el índice. A menudo se critica que no están publicando los ponderadores de las canastas regionales, o que no incluyen una lista con los principales precios. Eso sumaría, se podrían hacer algunas comprobaciones parciales, pero es tanto el daño que tiene la credibilidad del INDEC que necesariamente hace falta más ya que siempre quedaría la sospecha de que se está trampeando con la información que quede sin publicar: si en una planilla figura, dividido por regiones, el total de productos, de sus precios medios y de su ponderación en el indicador, cualquiera podría constatar si se están tomando valores aceptables para su zona y realizar el cómputo correspondiente para reproducir y verificar el nivel del IPC-NU que informa el Instituto. Tal “planilla” sería muy voluminosa y muy compleja, pero de ninguna manera algo sólo comprensible y manejable por una élite de eruditos ultracalificados,[16] sino que múltiples centros de estudios y organizaciones estarían en condiciones de ratificar la nueva medición.

Por nuestra parte, seguiremos la evolución del IPC-NU pero no lo incorporaremos en nuestros estudios. GERES continuará con el método que ha empleado hasta el presente para construir la serie de la inflación minorista.

[10] De forma algo extraña diversos funcionarios declaraban como único componente afectado por el salto del dólar a las importaciones, al “componente importado” de la producción local, cuando los productos de exportación argentinos sufren exactamente el mismo impacto. Si bien la soja tiene muy poca salida en el mercado doméstico, una gran cantidad de bienes primarios sigue dándole sustento a aquella vieja máxima que afirma que la Argentina exporta lo que come.

[11] GERES no releva precios. Utiliza a lo largo de todo su estudio un promedio de las fuentes de información disponibles que permita aproximar ese dato tan importante que es la inflación minorista, necesario para deflactar casi cualquier indicador.

A partir de la intervención del INDEC en enero de 2007 y la subestimación de esta variable que la misma está ejecutando desde entonces, las fuentes que se consideran son el IPC de San Luis –para todo el período 2007-2013-, el IPC de la provincia de Santa Fe (para el lapso que llega hasta julio de 2011, momento en que deja de construir autónomamente su indicador y pasa a enviar los datos que recopila su Dirección Provincial de Estadística al INDEC para que allí sean “procesados”), el IPC de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (relativamente reciente, sólo ofrece al público una serie desde setiembre de 2012) y el llamado “IPC Congreso”, que es el promedio de consultoras privadas, recopilado y difundido en La Nación DATA.

[12] GERES utiliza el promedio de la variación del nivel del componente “alimentos y bebidas” que encuestan la Dirección Provincial de Estadística de San Luis y la Dirección General de Estadísticas y Censos de la C.A.B.A.

[13] Esbozando una breve reflexión destinada a quien le interese, quisiera acotar que desde GERES nos pronunciamos contentos de que este derecho social que es la AUH (que arrima algo de plata a millones de compatriotas que están en la pobreza) se amplíe –en comparación con el momento de su creación- para posibilitar la compra de 5 kilos y medio de yerba adicionales por año (en realidad, sería esa cantidad solamente si la yerba no sube de precio de acá a junio de 2015, cosa algo difícil). Sin embargo, y siendo que en términos absolutos estamos hablando de algo tan exiguo, nos manifestamos asimismo algo confundidos y sorprendidos por los entusiasmados aplausos y vítores que acompañan este tipo de anuncios.

[14] El porcentaje surge de tomar sin ponderaciones los cambios en todos los productos. Ante la afirmación del Secretario de Comercio Interior Augusto Costa al momento de presentar esta actualización, sobre que “como en todos los órdenes de la vida [¿?], unos precios suben, otros bajan, y en promedio están dando una suba del …” resulta imperioso señalar que de los bienes controlados, sólo 7 bajan de precio, mientras que 35 se mantienen y 138 suben.

[15] 22 bienes nuevos, de estos hay varios formatos o se adicionan marcas a productos que ya eran objeto de la política. Por otra parte, parece haberse eliminado el requisito de que estén presentes todas las marcas o formatos de cada producto.

[16] De hecho, ¿quién está hoy efectuando los cálculos? No conocemos de ningún premio nobel en economía contratado por el INDEC en estos últimos años…