MERCADO LABORAL: OCUPACIÓN Y SALARIOS - IV TRIMESTRE 2015


1. Los salarios, barranca abajo

Tras 2011, el ciclo alcista del salario real –que con los años remontó el colapso de 2002- finalizó. La segunda presidencia de Cristina Fernández coincidió con una evolución mediocre en este plano económico –gráfico 6, que como toma las remuneraciones brutas no da cuenta de una decadencia algo mayor producto de los gravosos (y disparatados) reglamentos de aplicación del impuesto a las ganancias sobre los sueldos.[13] En este marco global, 2015 registró cierta recuperación marginal respecto del devaluado 2014: 0,7%. Considerando cuartos trimestres la diferencia se había amplificado al 1,6%, pese al fuerte incremento de la inflación registrado a partir de noviembre. La postal inversa se observa al tomar el salario en dólares (cambio oficial): 2015 podría ser recordado como año de un “salariazo”, puesto que el sueldo creció –hasta el momento de la devaluación- un 12,1% medido en la divisa norteamericana.

La megadevaluación de Sturzenegger/de Prat Gay pulverizó el indicador: de noviembre a enero el sueldo en dólares promedio argentino (empleo registrado) cayó casi un -29%. Y esto surge de considerar el valor de la divisa de fines de enero: $13,96. La profundización de la devaluación del peso en febrero estaría haciendo retroceder este indicador un -35,5%. La inflación que trae aparejado el salto del dólar, por su lado, comienza a erosionar de forma intensa el poder de compra. El salario real medio está cayendo un -4,4% en los meses dic-15/ene-16 en comparación con sep/nov-15. En la comparación interanual, enero de 2016 está -1,9% por debajo de 2015, con mal pronóstico habida cuenta de la inflación esperable para el corriente año. En materia salarial, la lucha sindical deberá lograr incrementos por encima del 40% (y reformas importantes del impuesto a las ganancias) simplemente para evitar ver licuado el poder adquisitivo de los ingresos laborales.

Gráfico 6. Evolución del salario real y del salario medido en dólares (empleados registrados en sector privado). Mensual (01/12=100), ene/12-ene/16

Fuente: Elaboración GERES en base a INDEC, BCRA, sección "inflación" del presente informe.

En lo que atañe a los empleados del sector público, GERES considera a los encuadrados en el convenio de trabajo de la Administración Pública Nacional. El salario de estos sigue en líneas generales al sector privado, si bien por malos acuerdos en paritarias fue una de las variables de ajuste más importante en el recesivo 2014. En los meses de octubre y noviembre de 2015 se había recuperado un 2,3% respecto de los mismos meses de 2014; sin embargo, aún estaba un -6,9% por debajo de su nivel en 2013. La devaluación del gobierno macrista recorta aún más el poder adquisitivo de este conjunto (enero de 2016 está un -3,5% por debajo del mismo mes de 2015, y un -8,3% respecto a ene-14).

 

Gráfico 7. Salario real de los empleados de la Administración Pública Nacional (no fuerzas armadas). 12/2001=100. 01/2012-01/2016.

Fuente: Elaboración GERES en base a Decretos 799/10, 836/11, 923/12, 687/13 y 811/14 y sección "inflación" del presente informe

 

 

2. Empleo y desempleo

INDEC no está publicando información que surja de la Encuesta Permanente de Hogares, fuente de los principales datos sobre el estado del mercado laboral. En GERES, de todos modos, descreemos de los valores que venía publicando: los mismos mostraban, en medio del estancamiento económico de largo aliento en el que está sumergida la economía, tasas de desempleo cada vez menores. Este cómputo no surgía de un mayor número de ocupados, sino como fruto de que porcentajes crecientes de la población no buscaban empleo (una tasa de actividad cada vez más baja). El último dato hacía descender el desempleo por debajo del 6%. GERES nunca encontró ninguna explicación o hipótesis, oficial u oficiosa, sobre el porqué de tal desempeño de la tasa de actividad, que habilita la típica lectura derechista de que “en la Argentina el que no trabaja es porque no quiere”. En los informes previos se consideró, para estimar de mejor forma el nivel de la desocupación, un recálculo basado en mantener fija la tasa de actividad de un período previo a su sospechoso comportamiento. El número así calculado estaba en torno al 9-10% de la PEA. El planteo de GERES es, además, compatible con la diferencia que se encuentra entre lo que la EPH registra para la C.A.B.A. y la encuesta –similar- que el GCBA lleva adelante. Se disponen los datos para el tercer trimestre de 2015 (tabla XX):

 

Cuadro 5. Principales indicadores del mercado laboral, según encuesta. III-2015.

Fuente: Elaboración GERES en base a INDEC (EPH) y DGEC C.A.B.A. (ETOI)

 

Dada la casi idéntica tasa de empleo, todo el excedente de desocupación resulta el producto de la mayor tasa de actividad. Léase: una vez computados los ocupados, al observar a quienes no trabajan en la ciudad de Buenos Aires el INDEC “ve” menos desocupados y más inactivos que el GCBA.

Por lo demás, aún sin datos, se entiende que el desempleo se está incrementando, fogoneado por despidos masivos en el sector público (nivel nacional y provincial). En el plano económico, el Estado en sus diversas instancias –capitaneadas por partidos políticos de distintos signos, el PRO tiene apoyo en esta faena- parece estar produciendo un cambio muy sustantivo en su conducta: a pesar de que el sector privado tuvo un papel mínimo como generador de puestos de trabajo en los últimos años, el desempleo no se incrementó en correspondencia porque el sector público incorporó mucho personal. 2016 se vislumbra como un año en el que desde el Estado se propiciará un desempleo mayor, lo que iría en consonancia con la propuesta de paritarias a la baja que proponen los ministros que se abocan a este tema.

 

3. Informalidad laboral

El gobierno de Macri se encontrará con un problema serio en este tema. Como todos los indicadores del mercado de trabajo, los primeros años de la etapa kirchnerista coincidieron con una tendencia positiva (baja del porcentaje de trabajo no registrado), al menos en comparación con el caos de 2002. Posteriormente este desarrollo se interrumpe y las variadas mejoras se extinguen, desgraciadamente en un punto en el que aún la situación es –permítasenos el juicio de valor- socialmente horrible. En el caso de la informalidad laboral, no hay una mejora sustantiva desde fines de 2009: en el primer trimestre de 2010 los asalariados no protegidos constituían el 34,6% del total de asalariados, mientras que el último dato existente (III-2015) muestra un nivel de informalidad laboral del 33,1%. Y esto dada una metodología en la que no se considera el tema de los trabajadores “independientes”, categoría que oculta múltiples situaciones de precariedad laboral –además, por supuesto, de que este es un dato “marca INDEC”. El cuadro 6 expone un procesamiento de microdatos EPH para el III-2015.

Cuadro 6. Informalidad laboral por sexo: porcentaje de los asalariados, salario promedio, ingresos totales promedio. III-2015.

Fuente: Elaboración GERES en base a microdatos EPH-INDEC

 

Se destacan dos datos: a) la fuerte relación que existe entre la informalidad y los bajos salarios. La media de ingresos mensuales de este colectivo era de sólo $3.845 en el tercer trimestre, valor que contando otros ingresos no llegaban a reportarle al trabajador “en negro” promedio $5.000; b) la marcada expresión del sesgo machista del mercado laboral argentino: es mayor el porcentaje de trabajadoras informales, y su sueldo es un 33% menor que el de los hombres. No se conoce de ninguna medida del gobierno actual en estos primeros meses en pos de revertir esta “pesada herencia”.

[13] Se consideran los empleos “en blanco” del sector privado, dado que en nuestra opinión el cómputo de INDEC sobre haberes de empleados informales y públicos no es muy riguroso.